sábado, 21 de agosto de 2010

La química de la comunicación (bosquejos)

Debate o diálogo?

El debate público exige a los interlocutores un compromiso sostenido con la posición que defienden. Esto contrasta con el diálogo o debate privado en el que los interlocutores tienen más libertad de retractarse en sus juicios y de reconocer la superioridad de los argumentos o juicios del otro. Es de interés estudiar la transición entre estos dos regímenes comunicativos. ¿Es posible el dialógo en el debate público? ¿que elementos determinan el carácter público y privado en la comunicación? ¿cuál es el papel social y cognitivo de ambas formulas retóricas? ¿cómo atraviesa el ciberespacio la dialéctica de lo privado-público en la comunicación? El particular papel de la comunicación coloquial en la reconfiguración de los imaginarios. El debate público como comunicación coloquial a nivel institucional: interlocución a otra escala histórica y social (espacio-tiempo social). El diálogo entre dos sujetos de una misma escala espacio-temporal se percibe como un no-diálogo para los sujetos de otra escala (si la escala del 3er sujeto es superior, el diálogo se percibe como irrelevante, si es inferior el diálogo se percibe como autista). Implica esto último que no puede existir diálogo entre sujetos de diferente escala? la respuesta podría ser circular: la definición de "escala" en función de la capacidad de diálogo (es necesario precisar esta idea distinguiendo la caracterización de escala en su acción sobre el sujeto como signifcado y el objeto como significante). Pero como pues entender el discurso de la sociedad civil o de las costumbres locales que alimentándose de los micro-relatos interlocuta con los meta-relatos? es pues la posmodernidad un metarelato constituido como agregado de micro-relatos?

sábado, 14 de agosto de 2010

Violencia y acción comunicativa II

(En construcción)

En la primera parte hago una propuesta que intenta contrastar con la concepción habermasiana del lenguaje como ideal sincrónico del conocimiento. Para ello identifico el conflicto como la fuerza vital de la práctica comunicativa y elaboro sobre el lenguaje como virtualización del conflicto. La creciente virtualización la asocio a ventajas emergentes (no locales) similares a los fenomenos observados en teoría de juegos –también podrían relacionarse con la teoría endosimbiótica o simbiogenésis–. En esta segunda parte observo que la nueva propuesta puede confundirse con las teorías dialécticas como la hegeliana pero especialmente con la marxista. Es preciso profundizar en ciertos conceptos ya esbozados con el objetivo de no caer en los vicios de las anteriores teorias. En este sentido debo elaborar alrededor de verbos como rotar el eje dialéctico, verbos ausentes en las anteriores teorías o usados de forma preestablecida. Otro punto de suma importancia y que diferencia la presente propuesta es el énfasis en el proceso de virtualización, el papel fundamental que tiene el medio dialéctico, papel que incluso precede la dirección misma del eje dialéctico.

Posdata: Esta teoría de la virtualidad también se presenta como un contraataque de los legalistas. Los estrategas del conflicto tienden a manipular a la modernidad legalista a través de la creación controlada de coyunturas. Estos estrategas pragmáticos se resisten a los procesos de virtualización precisamente porque son estos últimos los que entorpecen su programa de manipulación de masas ya que la virtualización logra canalizar el conflicto en direcciones impredecibles. Proceso que a menudo juzgan como apropiación de la libido revolucionaria por parte del sistema, juicio que desconfía de la institucionalidad como mecanismo para la deliberación, asociándola únicamente a las estrategias del poder centralizado. En la virtualización los legalistas ya no son la materia prima de los estrategas del conflicto, ahora son estos últimos la materia prima que aviva la esfera pública.

Posdata 2: mi interés por construir este objeto conceptual que llamo virtualización (tangente a los significados ya afianzados de esta palabra), se inspira en dos hechos históricos concretos. Primero, el fenómeno político de Antanas Mockus, en particular el choque entre la "realidad política" y su discurso pro-deliberación como fundamento del poder. Un choque que a mis ojos obliga a repensar tanto la noción de realidad política como la de esfera pública como utopía y estrategia. Mockus desconfía del modelo estratégico de la política y lo reemplaza por la utopía deliberativa. En tanto utopía lo encuentro legítimo como lo es la modernidad misma, pero debe ser artículado con la práctica estratégica para que logre existencia material. Más aún, creo que el modelo deliberativo habermasiano está limitado pues posee falencias típicas del racionalimo clásico como la canonización del individuo como unidad racional. El segundo hecho histórico es la manipulación de los estrategas del conflicto que maquilan controversias publicas alrededor de ejes dialécticos que alimentan intereses ocultos y a menudo en detrimento de la institucionalidad, en particular lo que se conoció como el estado de opinión en la era Uribe, pero que también se puede observar, al otro lado del espectro, en el accionar de algunos movimientos estudiantiles en universidades públicas, por ejemplo.

Posdata 3: el concepto de Virtualización comparte elementos con la función civilizatoria que Freud asigna a la Cultura. En cierta forma mi ejercicio puede verse como un intento por actualizar dicho discurso bajo el contexto posmoderno y neomoderno.